Todos tenemos algo importante que decir, aunque nos de miedo

Blue gekko
Estamos de acuerdo: si no nos ven, no nos compran. Sin embargo, eso no significa que nos guste ser visibles. A veces nos sentimos demasiado expuestos. Nos preguntamos si el esfuerzo vale la pena. ¿Por qué no nos quedamos cómo estamos? Después de todo, tampoco estamos tan mal.

Cuando publiqué Un hombre de pago, conseguí, con esfuerzo, ayuda y suerte, que me entrevistaran en la Contra de «La Vanguardia». En el sector editorial se dice que esa es la página de periódico que más libros vende en este país, por la visibilidad que proporciona.   ¿Contenta? Confusa, mejor. La noche antes la pasé en blanco. No quería leer la entrevista. No quería explicar que era escritora. ¿Qué pensarían mis clientes? “Fíjate: ¡una consultora tan seria y ahora resulta que escribe novelas!” ¿Qué dirían de mí en el bar?

La entrevista se publicó. Mis clientes estuvieron encantados y se lo contaron a todo el mundo. En el bar me invitaron a un café tras otro. Mi  novela dio un salto cualitativo en su proyección, tanto nacional como internacional.  Lo pasé mal, pero valió la pena.

La visibilidad no siempre es cómoda.  Casi es mejor que el periódico no se publique. No hacer nada.  En esta resistencia interviene lo que algunos especialistas denominan “cerebro reptil” o «complejo reptiliano«.  Esta parte del cerebro se denomina así porque su forma asemeja un lagarto. Se trata de una función neuronal primaria, enfocada a la supervivencia.

El lagarto quiere protegernos y para eso no va a permitir que corramos riesgos. Su “apoyo” se manifiesta en mensajes del tipo:

  • “Ahora no tengo tiempo/dinero para escribir/estudiar/emprender”.
  • “¡Pues claro que lo estoy intentando!”
  • “Es lo mismo de siempre”
  • “A mí edad, ¿quién me va a contratar/querer/publicar?”
  • “Nadie me entiende”.
  • “Si nadie me conoce, ¿de qué me van a hacer caso?”

El lagarto te susurra: no te arriesgues. No lo intentes. Total, no vale la pena. La resistencia reptiliana nos enmudece. A nadie le gusta exponerse. Pero si no arriesgamos, no ganamos. Y los beneficios de la visibilidad son, literalmente, económicos. ¿Cómo? “Cuando una persona logra crearse una marca diferenciada, dicha persona resulta conocida para su público objetivo, goza de capacidad de permanencia a largo plazo en su mercado, se diferencia de forma clara y significativa de sus competidores; esto se traduce en una prima económica por su visibilidad.” (REIN, KOTLER et al. High Visibility, pág. 6).

Sí hay forma de sacar provecho del lagarto: emplearlo como indicador. “La resistencia te ayuda a identificar qué es lo que realmente necesitas hacer, porque eso es precisamente lo que más resistencia te genera” (GODIN, Linchpin, p 131).  La incomodidad nos da pistas. Sólo nos frenamos cuando podemos avanzar.

Por eso, la próxima vez que quieras escaquearte de una oportunidad de visibilidad, pregúntate quien habla, si tú o el lagarto. Y si es el lagarto, mándalo a pasear al sol. Porque todos tenemos algo importante que decir, aunque nos de miedo.

PD: Si eres escritor y te atreves a publicar, te recuerdo los datos del próximo Taller de Marketing para escritores.

PPD: Para amantes de los animales: El lagarto azul viene de este tumblr, vía esta cuenta en Pinterest. Las fotografías de uno y otra son espectaculares.

Suscríbete y haz que tu talento sea más visible.

4 comentarios en “Todos tenemos algo importante que decir, aunque nos de miedo”

  1. Neus, un article fantàstic i molt inspirador.

    Reconec que tinc les dues coses: moltes coses per explicar i també molta por. Però finalment m’he llençat i ja tinc el meu bloc sobre coaching per a emprenedores en marxa.
    http://www.lesmuses.cat

    Una abraçada

Responder a Sylvia de Béjar Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *