Mis dos yos, a la luz

Las constelaciones se habrán alineado de un modo especial para que, en cuestión de horas, aparezcan en la blogsfera dos entrevistas, dos, a servidora. Una, como autora. Otra, como experta en Marketing.

La primera tiene que ver con el proceso creativo de la nueva novela. La firma Cristina Fuster, quien la persiguió con empeño y esperó con paciencia hasta lograr para su blog la que es ya, oficialmente, primera entrevista sobre Una mujer como tú.

La entrevista sobre Marketing la ha publicado Marc Cortés en su blog Interactividad y allí hablamos de identidad y gestión de la reputación, que es el tema sobre el que ahora investigo.

Llevo días dandole vueltas a esta bipolaridad profesional mía. En un mundo hiperespecializado: ¿se puede ser varias cosas a la vez? A mí los dos yos no me generan ningun conflicto: en Marketing hablo de visibilidad y en las novelas apunto a lo que no se ve. Son las dos caras de la misma moneda.

Me pregunto cómo perciben este desdoblamiento los lectores. En el mundo de las identidades múltiples existen binomios aceptados (¿aceptables?) como periodista/escritor o cantante/actor. Otras combinaciones causan más extrañeza (ministro de cultura/cantante). ¿Escritora y consultora de Marketing…?

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5 comentarios en “Mis dos yos, a la luz”

  1. No me hables, que cada vez que intento que alguien me tome en cuenta en mis varias facetas siempre me dicen lo mismo: ¿Quién va a confiar en un informático que cuenta cuentos? ¿Quién va a contratar a un cuenta cuentos que es informático?

  2. JP,
    yo lo veo como un plus: te diferencia de otros cuentacuentos (y de otros informáticos, ni te digo!). Los públicos son distintos y quizás no se crucen jamás. Tenemos que continuar reflexionando sobre el tema, a ver donde nos lleva.

  3. Para mí, la bipolaridad es algo natural. Soy Géminis, y aunque no creáis en el zodíaco os puedo asegurar que en mi vida todo ocurre por duplicado o bien a través del efecto cara-cruz. Y cuando digo todo, quiero decir ¡TODO! Es genial, pero a la vez muy doloroso. ¿Lo veis? Otra vez la maldita dualidad…

    Un saludo y un anti-saludo.

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