La práctica deliberada o cómo convertirse en una eminencia

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Ser talentoso en cualquier campo requiere 10.000 horas de práctica. Las cuantificaron los psicólogos Herbert A. Simon and William G. Chase en 1973. En su estudio, centrado en el ajedrez, concluyeron que los jugadores dedicaban al menos diez mil horas a estudiar antes de alcanzar el rango de gran maestro. De ahí la regla de las 10.000 horas o de los 10 años, que conocí cuando Malcom Gladwell la rescató en su ensayo sobre el éxito.

A la cifra regreso de la mano de la psicóloga Angela Duckworth en Grit, un manual dedicado a la determinación en el que sostiene que el tesón es en realidad el aspecto que diferencia el éxito del fracaso.

¿Son suficientes las 10.000 horas para alcanzar la excelencia? Duckworth se refiere a otro estudio, publicado 20 años después. Los psicólogos analizaron en este caso la maestría musical y coincidieron en que los músicos profesionales también habían dedicado una media de 10.000 horas a ensayar. Añadieron además una consideración crítica. No valía solo con practicar; era necesario hacerlo de forma intencionada:

“Nuestra investigación muestra asimismo que un individuo no alcanza el máximo rendimiento en un área determinada de forma automática y en función de una experiencia prolongada, pero que el nivel de rendimiento puede aumentar, incluso en individuos con mucha experiencia, como resultado de esfuerzos de mejora deliberados”.

En resumen: a la repetición hay que añadirle el propósito. No basta con “machacar” si queremos asegurar el aprendizaje. Para ello, Duckworth propone que cumplamos cuatro requisitos básicos:

  • Un objetivo claramente definido y situado fuera de nuestra zona actual de confort: lo que queremos es superarnos, no hacer algo que ya sabemos hacer.
  • Plena concentración y pleno esfuerzo. No “echamos horas” sino que le ponemos intención.
  • Nos interesa obtener feedback inmediato e informativo sobre qué tal lo estamos haciendo, de forma que podamos ir ajustando nuestra preparación en vez de limitarnos a repetirla.
  • Las 10.000 horas de práctica funcionan si el practicante es capaz de reaccionar a la crítica y al fallo y ajusta sus esfuerzos.  (pag 137)

Duckworth señala la conveniencia de crearse una rutina. Por ejemplo, si quieres escribir, escribe. Pero escribe de forma periódica y con un método que te facilite la continuidad (como comenzar cada sesión diaria releyendo el texto escrito el día anterior). Importa vivir la práctica deliberada no como un monstruo que consume horas sino como una experiencia positiva de aprendizaje.

¿Qué tal andas de determinación? Este test (en inglés) de la propia Duckworth te puede dar una idea.

Viendo que la maestría requiere una inversión considerable en tiempo y esfuerzo, vale la pena tener claro cuál es ese área a la que quieres dedicar las 10.000 que te han de llevar a la excelencia. De nada sirve, como en la imagen que ilustra este post, lanzar mensajes en una botella. Si tienes dudas respecto de dónde ubicar tu talento, podemos comentarlas en una sesión privada.

Gracias por compartir tu experiencia en los comentarios.

 

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2 comentarios en “La práctica deliberada o cómo convertirse en una eminencia”

  1. He echado unos càlculos, Neus. Creo que llevo 6000 horas en siete años, pero con mucha intención. Totalmente de acuerdo en los cuatro requisitos: no encasillarnos, calidad y no solo cantidad, feed-back indispensable para saber si lo que hacemos vale la pena, también para los demàs, y abertura a la crítica para poder mejorar. Yo añadiría, poniendole un poco más de énfasis que aquello a lo que dedicas todos tus esfuerzos, te guste tanto que casi no puedas vivir sin trabajarlo.
    Un abrazo, Neus.

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