Confesiones de una diglósica

Gonzalo me preguntaba con mucha delicadeza por qué escribo en castellano y no en catalán.  Esto es lo que creo:

Escribo en castellano porque parezco bilingüe pero, en realidad, soy «diglósica». En Sociolingüistica la diglosia alude a la situación en la que en un mismo territorio coexisten dos lenguas, una considerada prestigiosa (que sirve para transmitir conocimiento) y otra considerada popular o familiar.

Éste es mi caso. Como todos los miembros de mi generación, empleé el catalán en casa y el castellano en la escuela. La diferenciación era de obligado cumplimiento hasta el punto de que una misma persona -yo- se llamaba de dos formas distintas: «Neus» en casa y «Nieves» en el colegio.  Esta situación bipolar me llevó a expresar los afectos en catalán y a aprender el mundo en castellano.

Después, cumplidos los 13 años, mi contexto sociolingüístico empezó a cambiar, de la mano de los cambios políticos, pero para entonces una primera visión del mundo ya estaba formada. Tanto es así que recuerdo perfectamete como mi hermana pequeña, diez años menor que yo (y, por tanto, educada en castellano y catalán) me pidió que le ayudara a hacer los deberes. Teníamos que repasar «El aparato auditivo». Fui incapaz. Los términos que ella había aprendido en catalán para designar las partes del oído me sonaban a chino: yo sólo los conocía en castellano.

Es cierto que después, durante mis años en la Escuela de Traductores de la U. Autònoma, me puse al día. ¡Y cómo! Aprendí gramática, fonética y ortología. Disfruté mucho e incluso me gané la vida durante un tiempo haciendo traducciones a este idioma. Me cabe el honor incluso de haber traducido al catalán El diamant gran com el Ritz, una antología de F. Scott Fitzgerald. Digamos que tengo ahora la competencia técnica para expresarme en catalán como si fuera bilingue. De hecho, mi primer texto publicado está escrito en catalán.

Y aún así, a pesar de toda la formación adicional y de muchas lecturas, en este momento de mi vida «me sale» escribir en castellano. Siento que en algun momento esta tendencia puede cambiar. Me gustaría volver a escribir en catalán y me alegraré cuando suceda.  Como me alegraría que mis novelas se publicasen en catalán. Pero eso ya no depende de mí: depende del mercado editorial. Y la coletilla es que «el mercado no puede absorber tantos títulos en dos idiomas». Lo dejamos aquí, porque esto daría para un monográfico más allá de mi diglosia confesada.

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7 comentarios en “Confesiones de una diglósica”

  1. Hola, Neus.

    Acabo de descubrir tu página, y me has ganado por completo. Entiendo perfectamente las cuestiones de las que hablas, y muchas no son buenas.

    Mi nombre es Gabriel Romero, y escribo novela histórica y de aventuras en Vigo. El problema en Galicia con el supuesto bilingüismo es parecido al que comentas con el catalán. Hoy en día se supone que hay mercado para ambos tipos de textos, pero lo cierto es que resulta mucho más fácil encontrar un hueco escribiendo en gallego. Parece que la misma historia contada en gallego de pronto es «moderna», «bien vista»…

    Pero claro, hay muchas cosas detrás de esto.

    Por un lado, el gallego de hoy en día no es el mismo de hace dos generaciones. Es una lengua que ha tenido que desarrollarse muy deprisa, transmitida hasta hace poco por medios puramente hablados, y que de pronto ha ganado una entidad y un tamaño del que siempre careció. Y eso le ha obligado a buscar nuevas palabras, en general tomadas del portugués, hasta el punto de que mis suegros ya no son capaces de leer en gallego, porque no entienden la mitad de los términos.

    Además, está el asunto de los políticos, de los que prefiero no hablar. Baste decir la frase que siempre ha usado mi suegro: «El gran problema que tiene este país es que está gobernado por políticos». La famosa retranca gallega…

    Y por último, mi propia cuestión personal. Resulta que yo no soy gallego, sino un pobre paleto madrileño, y por supuesto no me considero un gran experto en la lengua gallega. Como todos, vine aquí un puente de Noviembre con un amigo, y llevo ya cuatro años. Las cosas del amor…

    Y claro, si intentas abrirte un camino en el duro mundo editorial escribiendo novelas de aventuras, es mucho más sencillo conseguirlo si lo haces en gallego. Y entender, lo entiendo. Y hablar, lo hablo. Pero lo que es escribir…

    Gracias a que mi mujer me hace de traductora, que si no…

    En fin, que no es que me alegre de ver que Galicia no es la única región en la que hay cuestiones con la lengua (mal de muchos…), pero sí que me siento extrañamente hermanado.

    Espero que vuelvas a escribir en catalán y lo disfrutes, porque yo voy poco a poco logrando algunas cosas con el gallego… y consigo enormes satisfacciones.

    Un saludo desde Vigo.

    Gabriel Romero.

  2. En realidad, indagaba no por el por qué uno sí y el otro no, sino de qué forma brota uno o brota el otro. Al final, es la experiencia vital y cómo se moldean emociones y estados de ánimo y creo que eso está en respuesta. Digo brotar y no por qué, porque dudo de que sea un proceso deliberadamente racional salvo por las necesidades de mercado que mencionas. Pero eso no suele servir para la literatura cuando uno escribe porque tiene necesidad o ganas de contar algo.

    (has enlazado al comentario en el dashboard de wordpress y no a la página, y sin clave no se puede acceder como es lógico. no es narcisismo, es porque se mida la delicadeza 🙂

  3. Querida Neus:

    Sobre esto habría mucho que hablar, es cierto que las neolenguas «normalizadas» tienen un punto litúrgico extraño, poco agradable para la literatura. También es cierto que escribir en español en Galicia le destierra a uno de cualquier subvención o apoyo público, cosa que al final no resulta tan importante, cada uno encuentra su lugar si se cree en lo que se hace, así que mucho ánimo, Gabriel.

  4. Querida Neus

    No sabes como entiendo tu comentario. A mi me pasa lo mismo, aprendí en la escuela (hasta sexto) es castellano aunque en casa habla/hablo catalán. Lo hablo, lo entiendo e incluso lo escribo pero a la hora de crear textos y leer mi mente se decanta claramente por el castellano (en el caso de la escritura exclusivamente). He intentado cambiar este aspecto pero es imposible, todo lo segura que me siento escribiendo en castellano lo pierdo cuado intento exprimir mis neuronas en catalán.

    D.

  5. Gabriel: me ha gustado mucho la manera transparente como expones tu «trayectoria lingüistica». Igual deberíamos incluir este apartado en nuestros CVs: «Trayectoria lingüsitica del autor/a» 🙂

    Gonzalo: garcias por empezar el debate (el link ya está resuelto).

    Juan y Dsdmona: pues sí que «mal de muchos», pero uno se siente mejor compartiendolo. Es casi como salir del armario.

    Bienvenidos entonces extramuros.

  6. Supongo que para ilustrar la conversación sirve el caso de Semprún: sólo ha escrito en castellano las novelas de Federico Sánchez. El resto, están en francés. Y él explica que «tiene» que escribir en francés, porque es lo que le sale. Bernard Pívot ha llegado a decir que él único escritor español contemporáneo que más o menos le merece la pena es Semprún que resulta que escribe en francés. Y el tipo es trilingüe con alemán: el idioma en que le hablaba su nanny, ex segunda esposa de su padre (a la que odiaba) y el de los campos, en los que sobrevivió por hablar alemán (y por comunista, segundo factor). Razones (o puede que no razones) para no escribir en alemán.

  7. Veus? Neus… (cacofonia). Jo és precisament a l’inrevés. Escriure a l’escola en castellà fins els 14; prendre una «certa» consciència política i canviar el «xip». I des d’aleshores sempre en català. Però això no treu que m’agradi provar d’escriure en castellà de tant en tant. I crec que és un sa exercici. I entenc perfectament que molta gent catalana, pels motius que sigui, els «surt» el castellà a l’hora d’escriure. Un altre debat és creure si realment som bilingües les persones. Segurament a la pràctica, sí. Però en essència, crec que no. Ni les persones ni els pobles. Però aquest es un tema que dóna per molt…, i no és el moment.

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