Un verano analógico en conclusión

Llevo tres días de vuelta y mi vida ya ha cambiado. La principal transformación es pasar del ocio al negocio, claro, pero para mí el cambio fundamental ha sido volver al mundo digital después de un retiro casi 100% analógico (aunque confieso más conexiones de las previstas). Tres días han sido suficientes para percibir diferencias claras entre la vida en on o en off. Apunto dos.

Capacidad de atención. Este verano he disfrutado de sesiones largas de lectura en profundidad. Me he dado cuenta de que «leía distinto», porque podía concentrarme mejor. La Red va a cambiar los hábitos de lectura, incluso de los lectores empedernidos. Vamos a leer a retazos, enlazando e hiperconectando. Como hace la autora del artículo aquí enlazado, ya sólo me falta llevarme el Kindle al gimnasio y pedalear mientras paso página a golpe de pulgar (lo probaré).

Integridad. Valoro la integridad profesional, frente a ciertas imposturas cada vez más sutiles:  percibo un cierto overbooking de gurus hablando de oídas. ¿Qué entiendo por integridad? Tener una propuesta de valor coherente, consistente y probada, reconociendo y citando referencias y datos. Quizás peco de ingenua, pero confío en los mecanismos correctores de la Red y en el buen juicio de los usuarios.

Feliz regreso.

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